Las cinco estancias que desde 1887 a 1992 realizó Santiago Rusiñol en la ciudad de Granada ponen de relieve la gran importancia que tuvieron para su obra tanto los jardines de la Alhambra como los cármenes granadinos. Lourdes Sánchez Rodrigo analiza a través de la biografía del artista catalán los aspectos más reveladores de esta sinergia entre el espacio que habitaba y la obra que producía.
En palabras de Ángel Ganivet, Rusiñol es el pintor de nuestros cipreses, el devoto de la melancolía de nuestra ciudad. Para la cubierta generamos un sistema de cuatro portadas abstractas a partir de cipreses de distintas obras del artista. Títulos, subtítulos y arranques de sección se componen, al igual que en su obra, como hileras verticales de cipreses perfectamente alineados.